Último miembro de una de las familias con mayor tradición artística de A Coruña, Alfonso Abelenda desciende de una larga tradición de, fundamentalmente, escultores. Su abuelo Saturnino Escudero Monteagudo y su bisabuelo, quienes fueron artífices del conocido Obelisco (A Coruña) y su madre de la retratista Pilar Escudero Ferro.
En este contexto Alfonso Abelenda mostrará un precoz interés por el arte, algo para lo que siempre recibirá el apoyo de su familia, quien invirtió en su formación. Finalizados sus estudios se trasladará a Madrid para asistir a la Escuela de Arquitectura, donde entrará en contacto con el entorno artístico de los años 50, así como se inició en otro de sus grandes talentos, el humor. Será en estos años cuando empiece a colaborar en revistas humorísticas como Don José.
En el año 1954 realiza su primera exposición en la librería de Lino Pérez de su ciudad natal, con un éxito considerable, al mismo tiempo que forma grupo con los pintores Labra, Lago Rivera y Tenreiro; colaboradores habituales de Atlántida. Cumple el servicio militar en Marruecos, exponiendo en Tetuán, Tánger y Rabat.
En 1959 se traslada a Santiago para estudiar Ciencias Exactas y comienza a colaborar como dibujante en La Codorniz, formando grupo con Ballesta y Puig Rosado, entre otros. Viaja por Europa, exponiendo en Londres y París a principios de los años 60 y participa en la histórica colectiva de artistas gallegos “20 pintores galegos”, promovida por la primera agrupación cultural gallega O’Galo, en el Hostal dos Reis Católicos de Santiago de Compostela. Se establece después en Madrid donde se dedica a compaginar trabajos de diseño decorativo para las ferias mundiales de Bruselas y Nueva York y para la fábrica de porcelanas Bidasoa, entre otros.
Retorna a Galicia a mediados de los 70, donde al poco tiempo comienzan a rendirle tributos y homenajes. En el año 1972 la editorial Planeta publica un libro muy curioso de marcado carácter satírico, El Abelendario, reeditado a principios del año 2014 por la Librería Arenas de A Coruña.
Su obra, en principio de marcado tinte expresionista, de imágenes deformadas y violento colorido, sigue los derroteros de una evolución en la que es muy importante su actividad como dibujante humorístico y satírico. Esta visión deformante, distorsionada y agridulce de la realidad la aplicará a sus óleos y a sus relatos de fuerte expresividad cromática y formal. Con un lenguaje formal sintético, de pincelada rápida y llena de materia, construye sus objetos, edificios, barcos y gentes.
Se conserva su obra en la Colección de arte Afundación, en la Colección de la Fundación María José Jove, en la Colección de la Fundación Torre-Pujales – Museo de arte contemporánea da Costa da Morte, en la Colección de arte contemporánea “Andante”, en la colección de la Deputación Provincial da Coruña, en la Colección de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa, en la Colección del Museo de Belas Artes da Coruña, etcétera.
Falleció en marzo de 2019 en su ciudad natal, días antes de la inauguración de la exposición monográfica “Yo, Abelenda” organizada por Afundación en su sede de A Coruña, que acabó siendo un homenaje póstumo al artista.